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El laboratorio del Dr. Gregory Riggins en John Hopkins era conocido por investigar las mutaciones genéticas que causan cáncer, así como por desarrollar nuevos medicamentos en el ámbito preclínico antes de sugerirlos para posteriores ensayos clínicos.

En la mayoría de los casos, el investigador y sus colegas no tuvieron problemas para inducir el cáncer cerebral de glioblastoma en roedores experimentales.

Sin embargo, un día se encontraron con un grupo de ratones que no había desarrollado ningún tumor.

Los investigadores investigaron la posible causa de este interesante suceso y descubrieron que los ratones habían sido pretratados con un medicamento antihelmíntico veterinario: el fenbendazol.

Este descubrimiento accidental llevó a los científicos a dirigir más estudios hacia el efecto anticancerígeno del fenbendazol y otros compuestos benzimidazólicos como el mebendazol, el albendazol, la niclosamida y la ivermectina. (Source)

Una historia similar ocurrió a principios de 2008. Un grupo de investigadores estaba estudiando el tratamiento del linfoma humano en ratones de laboratorio. Sorprendentemente, un grupo de roedores pretratados con fenbendazol no logró hacer crecer xenoinjertos de linfoma inducidos experimentalmente. Posteriormente, el estudio demostró que el fenbendazol inhibía significativamente el crecimiento tumoral. (Source)

Estos hallazgos significaron que el fenbendazol podría encajar en la terapia anticancerosa como agente único o en combinación con diversos regímenes de tratamiento tumoral. También podría servir como medida adicional a la cirugía, la radioterapia, la quimioterapia o la profilaxis.

Según los científicos, el fenbendazol tiene un alto margen de seguridad y la mayoría de los animales, así como los humanos, toleran bastante bien esta sustancia. Estudios previos de seguridad en roedores de laboratorio han demostrado que este fármaco antiparasitario tiene un alto grado de seguridad y un bajo riesgo de toxicidad.

En la última década, el fenbendazol ha ganado popularidad en todo el mundo como una de las opciones disponibles para ayudar a los pacientes con cáncer. Sin embargo, los datos sobre la eficacia del fenbendazol son bastante escasos, ya que el fármaco ya está ampliamente disponible, tiene una patente caducada y las empresas farmacéuticas no podrían obtener beneficios de investigaciones adicionales. Por lo tanto, no parece que los grandes inversores estén dando nuevos pasos para desvelar la información sobre cómo podría aplicarse el fenbendazol en la práctica diaria para mantener a raya el cáncer.

Actualmente, la gente está compartiendo abiertamente sus experiencias relacionadas con este antiguo medicamento y su uso en su viaje contra el cáncer. Por suerte, hay suficientes datos toxicológicos y preclínicos que pueden orientar a quienes deseen probar este medicamento veterinario sobre cómo tomarlo con seguridad y cómo podría ayudar en el tratamiento del cáncer.

En última instancia, sólo estudios clínicos adicionales podrían responder finalmente a las principales preguntas sobre cómo podría incorporarse este compuesto a la práctica clínica para servir a quienes lo necesitan.